La obra titulada "Aura" rebosa de energía vívida, capturando un cosmos abstracto pero armonioso de forma y color. Sobre un lienzo circular radiante que transiciona entre amarillos cálidos y azules fríos, la pieza se superpone con una intrincada red de motivos simbólicos rojos. Estas formas —orgánicas, lúdicas y casi jeroglíficas— sugieren un lenguaje visual de emociones o frecuencias invisibles, en sintonía con el concepto de las auras como campos de energía vibrantes y vivos. La estructura a cuadros, similar a una cinta, que se entrelaza con la composición, añade movimiento, atrayendo la mirada del espectador a través del espacio dinámico. "Aura" se siente viva —radiante, caprichosa y profundamente expresiva—, ofreciendo una alegre meditación sobre la energía y la interconexión.